martes, 25 de marzo de 2014

“Si conecto a la luz la mascarilla de oxígeno que necesito, no puedo comer tres veces al día"

 Eran las cinco la tarde. La manifestación del 22M había comenzado, pero la cola de la marcha apenas podía dar ningún paso. En una de las marquesinas de la Plaza Emperador Carlos V (lugar de inicio de la manifestación), una mujer daba a entender que estaba esperando la llegada de su autobús. Ese autobús tardaría horas en llegar ya que el paseo del Prado y el de Recoletos era un torrente de personas que navegaban con una consigna clara, directa, justa y fundamental. “Dignidad”.